11/2/08

Paul Gonzalves / François Guin · 1970




Paul Gonzalves

Los meses de octubre y noviembre del año 1969 fueron particularmente movidos para el mundo del jazz parisiense, gracias a la gran cantidad de conciertos presentados.
Los principales nombres se sucedían con un ritmo tan trepidante como el que ellos contagiaban abundantemente a un público entregado.

Este período fue sobre todo memorable para los partidarios de Ellington, que volvió a realizar sus giras europeas después de tres años de ausencia, y para los Swingers de François Frick Guin, que en el espacio de un año se elevaron al rango de una de las primeras orquestas del jazz francés.

Duke Ellington y sus prestigiosos solistas, entre los que se encontraba Paul Gonzalves, participaron en el Festival de París en la Sala Pleyel.
Unas semanas después dieron un concierto de música sacra en la iglesia de San Sulpicio, donde la intensidad y el fervor emocionaron al auditorio entusiasta, salvo los dos o tres espíritus retrógrados habituales.
Por último, tuvieron una noche loca en el Alcázar, donde el tout París de los smokings y trajes de noche festejó los setenta años del más famoso compositor americano.

Por otra parte, los Swingers tenían también una actividad incansable. El verano les había visto triunfar en el Festival de Antibes-Juan-Les-Pines, y París iba a darles la consagración merecida. Iban a actuar en el Festival de París, después de una primicia en directo para la ORTF desde el club Pop de José Artur.

François Guin entró a formar parte unos días después de la orquesta de Ellington para el concierto en Pleyel, y tuvo la agradable sorpresa de compartir el solo de C Jam Blues con Archie Shepp, invitado de última hora.
Los Swingers iban a tomar parte igualmente en los Festivales del Alcázar, presentando, en compañía de Claude Bolling, un homenaje a Duke Ellington, al término del cual Ellington quiso hacer salir al escenario a François Guin, sin conseguir vencer la resistencia del principal de los Swingers.


Este disco es, el testimonio de los días apasionantes que tuvimos ocasión de vivir durante ese otoño de 1969. Hacía mucho tiempo que yo deseaba organizar una grabación con Paul Gonzalves, pues de todos los grandes saxofonistas contemporáneos es, sin duda, el que mejor se adapta a todos los ambientes, aunque posea un notable estilo personal.

La versatilidad de la que hace gala cada vez que la ocasión se presenta, aporta, verdaderamente, aspectos aparentemente contradictorios de su personalidad.
Sobre un tempo rápido, su fraseado parece atormentado; bella sonoridad; inspiración torrencial. En las baladas, por el contrario, despliega un lirismo delicado, reforzado por una sonoridad sensual.


Paul Gonzalves, eminente músico y excelente amigo, prefería tocar en un ambiente amistoso. Como los Swingers y los Four Bones tenían prevista la grabación de un LP, y entre ellos se encontraban buenos amigos de Gonzalves, como Gerard Badini, se decidió unir esfuerzos de unos y otros para concretar el proyecto.


François Guin escribió los arreglos, y tras una llamada telefónica a Bologne, donde se encontraba en aquel momento la orquesta de Ellington, Chuck Connors y Norris Turney se unieron a nosotros: el primero para ocupar el delicado puesto de trombón bajo, y el segundo para añadir flauta a algunas partes, y saxo alto a Jumping At The Woodside.

Al fin, sonó la hora H, el 17 de noviembre, poco después del concierto de San Sulpicio, y sabíamos que no podíamos perder el tiempo, pues esa misma mañana un avión debía llevar a Paul Gonzalves hacia un nuevo escenario.



Hacía veinte años que Paul Gonzalves quería grabar Darn That Dream, y esta larga espera explica en parte que la haya convertido en una obra maestra. Su interpretación de este tema se coloca entre las más bellas baladas para saxo tenor, al lado de las más famosas de Coleman Hawkins, Lester Young, Don Byas, Ben Webster ó John Coltrane.

Además de Gonzalves, cuya sensibilidad a flor de piel nunca ha estado tan en evidencia, Gerard Badini interpreta un magnífico segundo solo de tenor. Hacia la mitad de la pieza un trío de trombones merecerá el aprecio de los conocedores.
The World Is Sad And Blue es otra balada, debida a la inspiración de Badini, en la misma línea que la precedente. Los solistas son, asimismo, Paul Gonzalves y Gerard Badini.


Para complacer un deseo de Gonzalves, que deseaba interpretar una canción francesa, François Guin preparó un arreglo para Mademoiselle de París, permitiendo al tenor de Ellington lanzarse a variaciones llenas de fantasía, después de un solo de flauta de Norris Turney.


En contrapartida, los músicos franceses propusieron Jumping At The Woodside, el clásico de Count Basie. Se trata al mismo tiempo de una batalla de saxofones y de una foto de familia, puesto que los catorce músicos aportaron algo.

Del repertorio habitual de los Swingers provienen los tres títulos restantes: Blue Revival, Tavern's Tune y Ending Blues.

A nuestra salida de los Estudios nos esperaba un día gris; los músicos estaban extenuados, pero en sus ojos brillaba una luz fugaz cercana a la dicha. El Jazz acababa de vivir una nueva fiesta en París.
Alexandre Rado

Liner notes del álbum Paul Gonzalves · François Guin avec Les Swingers et Les Four Bones. MoviePlay. España 1970.



Paul Gonzalves/François Guin · Ficha Técnica



A
Darn That Dream Delange/Van Heusen 6.34
Blue Revival Badini 4.45
The World Is Sad And Blue Badini 5.34
Mademoiselle de París Durand/Contet 2.53
B
Jumpin' At The Woodside Basie 5.40
Tavern's Tune Guin 3.12
Ending Blues Dutour 9.30

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